¿Es realmente efectiva la pena de cárcel en la disminución de los delitos?
En la actual contingencia noticiosa y política de estos días en nuestro país, hemos escuchado una serie de opiniones y medidas populistas a propósito de delitos violentos y la propia discusión pública dentro del contexto de los procesos de campaña electoral. Hace menos de una semana supimos de un delito violento ocurrido en Colina, terminando en el robo con homicidio de un ciudadano francés, viéndose involucrado y siendo detenidos menores de edad.
Desde la vereda judicial, muchas personas, incluyendo profesionales del sistema de administración de justicia penal, han elevado las voces, declarando insuficiente la actual reforma penal adolescente, solicitando sea ésta reformada con el objeto de aumentar las penas en casos de crímenes graves (aludiendo al artículo 18 de la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente 20.084).
Por su parte, y dentro del contexto del incremento en delitos violentos de los últimos años, otros candidatos de campaña han propuesto incluso medidas radicales, como la creación de cárceles en el desierto, en glaciares y, otros incluso han declarado que aquellas personas que roben un súper ocho, también deberán ir a la cárcel.
En la práctica, y a propósito de todas estas respuestas “emocionales” por parte de gran parte de estos “actores” públicos, no queda sino hacer presente el concepto ampliamente estudiado en criminología y en política criminal denominado “populismo penal”, que en lo concreto, es la toma de decisiones punitivas en respuesta a la presión pública, es decir, no es más que una reacción afectiva al margen de los datos empíricos y la evidencia comparada.
En dicho escenario, este enfoque –populismo penal– ha presentado a la fecha una serie de dificultades y efectos negativos en el sistema de justicia criminal, en tanto su eficacia ha demostrado limitaciones en la reducción de la criminalidad. Uno de los aspectos relevantes entre estas limitaciones, es que estas medidas se focalizan en el corto plazo y no abordan las causas subyacentes del problema, motivo por el cual en el largo plazo resultan totalmente ineficaces.
Otro gran problema de este modelo –punitivo- , es que tampoco se ocupa de la reincidencia y de la rehabilitación, por tanto, como resultado, las personas condenadas vuelven a reincidir en el o los delitos, lo que evidentemente perpetúa el ciclo de la criminalidad (a muestra un botón, últimos estudios en Chile han evidencia sobre el 50% de reincidencia de las personas condenadas a cárcel, al sexto mes de cumplidas sus condenas). Estos problemas, finalmente derivan en una sobrecarga del sistema penitenciario, aumentando por tanto las condiciones de hacinamiento y secundariamente, la erosión de derechos fundamentales de la población penal.
Estas medidas cortoplacistas, no hacen más que afectar la confianza en el sistema judicial, y no consideran los respectivos análisis reflexivos que requiere un tema tan complejo como la criminalidad, lo que en consecuencia, termina por reducir la confianza legítima en el sistema de justicia penal y acentúa la percepción de injusticia. Si bien sabemos que estas medidas pueden satisfacer sentidas demandas ciudadanas, la evidencia muy por el contrario da cuenta de su ineficacia en la efectiva reducción de la criminalidad de manera sostenible, motivo por el cual se requiere de mayores esfuerzos por parte del estado y la sociedad en su conjunto, lo que podría permitir incluir enfoques integrales, en los que se combinen modelos de prevención y rehabilitación, incorporando por cierto condiciones sociales y de políticas públicas que aborden de mejor manera aquellos factores de riesgo que potencian la criminalidad.
Por: Diego Quijada Sapiain
Diego Quijada Sapiain. Phd (c) en Psicología, Universidad de Palermo, Buenos Aires, Argentina. Director Laboratorio de Neurociencia Cognitiva y Antisocial (LaNCA). Máster en Psicología Jurídica y Forense (UDP). Miembro de la Asociación de Pensamiento Penal (APP) Y Director Asociación Chilena de Psicología Jurídica y Forense (Achpsiju). Psicólogo Forense- Criminólogo.
Fuente: EnEstrado.com